La euforia de Milei, los planteos del FMI y un papelón diplomático con Colombia

La restricción monetaria tiene efectos positivos: bajan la inflación y el dólar. Pero se advierte que abre las puertas a una híper recesión. El titular de la UIA, Daniel Funes de Rioja, deja la presidencia de COPAL después de 16 años. El relevo fue turbulento.


Por Marcelo Bonelli para Clarín

Los “lobos” de Wall Street están de fiesta con la Argentina. Suben los bonos y acompañan las acciones en Manhattan. Los bancos de inversión emiten informes “enamorados” del superávit fiscal y hablan de un cambio en la economía. La euforia es aprovechada al máximo y se multiplican las bicicletas financieras. Los “lobos” rinden culto a una sola cuestión: “El Dios dinero”.

Ese clima eufórico se vive en la intimidad de Olivos. Javier Milei disfruta con Karina y Santiago Caputo. El Presidente se deleita con las encuestas: le dan bien y eso le renueva el ánimo. Exclama en Olivos: “La gente comprende y nos apoya. Voy a seguir así”. También están eufóricos con el Indec.

En marzo la inflación estará arriba de 10 y debajo de 13. Pero dicen que a la brevedad se perforará el piso del 10%. Además, auguran que el FMI – al final – dará un apoyo para salir del cepo. Luis Caputo viaja a Washington con la intención de ablandar a los burócratas.

Pero la euforia de Wall Street – y también de Olivos – contrasta con una cuestión: la profunda estanflación de Argentina. Rodrigo Valdés – el director del Hemisferio Occidental – ya comunicó qué tiene que hacer Economía para tener el beneplácito del FMI. Los “paper” reservados, se focalizan en cuatro medidas concretas:

-Salir de la actual tablita de “Toto”. Quieren una devaluación mensual del 8 %.

–Transformar el precario superávit fiscal en algo consistente. Reclaman la inmediata suba del Impuesto a las Ganancias para la clase media.

–Exigen que el programa tenga apoyo político y sostenibilidad social.

–Piden cambiar la política monetaria. Censuran la tasa interés negativa y la excesiva restricción de dinero. Dicen que Santiago Bausili sobreactúa y que puede provocar una híper recesión.

Milei llevó adelante, hasta ahora, el Plan Motosierra y el Plan Licuadora. Ahora aplica el Plan Secadora monetaria. El BCRA está absorbiendo el dinero de la economía. La base monetaria – los pesos en poder del público – cayó un 37% en términos reales.

La restricción tiene efectos positivos: baja la inflación y baja el dólar. Las pymes venden dólares para financiarse. Pero eso puede provocar una situación social delicada: una hiper- recesión. En el FMI no quieren que Milei “se pase de rosca”. Valdés – además – insiste en que el máximo aporte que podría otorgar el FMI serían unos US$ 5.000 millones. El dinero pendiente del mega préstamo de Mauricio Macri.

Ayer, los gobernadores de Juntos rechazaron el Impuesto a las Ganancias. Temen por su impacto recesivo. Guillermo Francos prometió cambiar su redacción. La ley iría al Congreso el 16 de abril.

La relación con los mandatarios es tirante. Ya hay diez provincias que hicieron presentaciones en la Corte Suprema contra el Estado nacional. Ayer quedó también reflejado en la reunión entre “Toto” Caputo y Jorge Macri. Son dos viejos amigos. Macri fue directo: “Queremos que paguen a la Ciudad el fallo de la Corte”. Caputo contestó: “No tenemos plata”. Macri respondió: “El tiempo de espera se acaba”. En Olivos igual están contentos .

Ese eufórico diagnóstico financiero contrasta con una realidad productiva durísima. Hay recesión abrupta, una caída salarial sin piso y un exuberante recorte a los jubilados. Encima, en abril y mayo llegarán los tarifazos.

La retracción del consumo ataca uno de los pilares del Plan Milei: se desplomó la recaudación fiscal. Se trata de un dato clave. Puede derivar en un círculo vicioso: insistir en un ajuste permanente, para compensar la constante caída de la recaudación.

Sería un proceso horrible. Para enfrentarlo, Milei tiene una clara fortaleza: la debilidad de la oposición. El desastre del kirchnerismo y la tibieza del radicalismo hacen que nadie inquiete a la Casa Rosada.

El PRO parece absorbido por los libertarios. Muchos de sus dirigentes están viendo cómo se acomodan con la Casa Rosada.

Cristina se borró. Disfruta – como nunca – el escándalo de corrupción contra Alberto. Asi lo repite: “Este pelotudo era el que nos daba clases de ética”. Se conoce que Julián Ercolini profundizó la investigación y que ya tendría decidido citar como imputado al propio ex presidente. Buscaría el momento oportuno.

Cristina se concentró en sus causas. Hace meses cambió su estrategia de defensa: menos delirio de persecuciones y más realismo profesional.

Mauricio Macri vive sus propias contradicciones. Por eso el silencio. Sabe que su suerte política está atada a la de Milei. Macri avala lo que ahora hace Milei. Era lo que quiso hacer como presidente y no se animó a concretar. Pero a la vez está malhumorado por el rechazo de Milei de convocar a sus hombres de confianza para puestos clave. Mauricio, en la intimidad, le dice a su equipo: “Esperemos a junio”.

Ambos – Cristina y Macri – están atentos al convulsionado proceso en la Corte Suprema. Ariel Lijo tendría los votos para entrar al máximo Tribunal. Su “padrino”, Ricardo Lorenzetti, apoya sus gestiones.

Milei consultó a Lorenzetti. Fue antes de tomar la decisión. Y decidió obviar a Rosatti. Lo acusa de haber hecho campaña a favor de Sergio Massa . Pero existen fuertes resistencias. En la Casa Rosada acusan a los abogados Máximo Fonrouge y Guillermo Lipera de manipular la ofensiva contra Lijo.

También en la Cancillería ocurren hechos insólitos. Se trató de tapar, pero fue la comidilla de “la casa”. En medio de la crisis con Colombia, el embajador argentino nunca respondió el teléfono. Habría abandonado – sin aviso – la Embajada para pasar unos días de descanso. Se trata del diplomático Gustavo Dzugala, que estaba en Bariloche, cuando lo necesitaban en Bogotá.

Diana Mondino decidió desplazarlo. Al final, Dzugala tuvo que abortar su week end en el Nahuel Huapi. Ahora, el nuevo embajador sería Mario Verón Guerra.

El lunes ocurrirá un hecho inusual en el movimiento fabril: el legendario Daniel Funes de Rioja entregará – después de 16 años – la presidencia de COPAL.

El relevo fue turbulento. Funes pretendía seguir un período adicional. Pero hubo una reunión fatal, donde le notificaron que la decisión política era otra. Ese trago amargo fue comunicado, entre otros, por Adrian Kauffman Brea, David Lee y Amancio Oneto. Funes intentó defender su postura. Pero no tuvo margen. Le dijeron: “Ciclo cumplido”. También argumentaron que pretendían una renovación y lo más importante: no mezclar las batallas de la UIA con las de COPAL. Las alimenticias quieren un perfil propio. El lunes asume como titular la – hasta ahora – directora ejecutiva: Carla Martín Bonito, la primera mujer en liderar la poderosa entidad.

Tiene exactamente el perfil contrario a Funes. Técnica y de excesivo bajo perfil. Entra a la “liga mayor” en una situación difícil: fuerte caída de ventas, amenaza importadora y críticas de “Toto” Caputo por las remarcaciones.

Funes rumió, y quedó enojado. Sabe que industriales como Carlos Bernárdez (de Las Marías) lo bancaban.

Ahora se dedicará en exclusiva a la UIA. En su última reunión como titular de comisión directiva de COPAL, decidió mostrar los dientes.

Abrió la sesión y dijo: “Acepto la decisión de la comisión directiva”. Y antes de retirarse del encuentro, ofuscado, desahogó su malestar: “Quiero expresar mi descontento, por la forma, el modo y el destrato que tuvieron conmigo”.

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